Cuidados PostOperatorios Mediatos


Esta fase parte cuando ya se ha estabilizado los signos vitales del paciente extendiéndose hasta que sea dado de alta o logre su recuperación total. El objetivo será fomentar la autonomía del paciente y la readaptación a su medio. La enfermera realiza muchas
actividades en esta fase:

  • Realizar el control y registro de los signos vitales. Ya que la anestesia y la pérdida de los líquidos en el paciente contribuyen en la alteración de los signos vitales. La movilización, estimulación tusígena y respiratoria esta última favorece el buen intercambio gaseoso, reducen el nivel de dolor y por consecuencia la disminución de las complicaciones posoperatorias.
  • La enfermera adema participar en la administración de líquidos parenterales y terapéuticos de restitución.  La restitución la pérdida hidroelectrolítica se basa en estado clínico, peso, el equilibrio hidroelectrolítico, hematocrito y química sanguínea primordialmente. La mayoría de los pacientes requiere de soluciones isotónicas para la satisfacción de necesidades hidroelectrolíticas, un equilibrio electrolítico adecuado resulta de los correctos registros ingeridos y eliminados, así como el peso corporal.
  • Tranquilizar al paciente. Ya que la tranquilidad del paciente va a depender del nulo dolor, las complicaciones después de la cirugía, la posición que adopte y el aseo personal.  El tono de la voz y la información sobre su ubicación y su estado al paciente y al familiar lo mantienen tranquilo. La sensación de dolor es por percepciones o reacciones psicológicas, por ejemplo son factores culturales, estado emocional entre otros los que influyen sobre la situación del paciente.
  • Detección de manifestaciones clínicas.
  • Ayudar a la ambulación del paciente. Ya que La ambulación temprana evita complicaciones futuras. La aplicación de la mecánica corporal influye en el adecuando funcionamiento gastrointestinal y la correcta circulación de la sangre.
  • Participar o colaborar en la dietoterapia, la dieta prescrita depende del tipo de cirugía practicada y de las necesidades que tenga el paciente. Todo para el restablecimiento de la perístasis intestinal.
  • Atención a la diuresis. La supresión urinaria después de la cirugía es consecuencia del estrés causado por la intervención quirúrgica, la posición y la presencia de espasmo en el meato urinario.
  • Atención a las complicaciones. Estas pueden ser menores (nauseas, vómito, distención abdominal etc.) o mayores (disminución del retorno venoso, embolia etc.). La presencia de complicaciones involucra de tal forma al paciente que prolonga su estancia.
  • Instruir al paciente y al familiar sobre indicaciones específicas según el tipo de intervención, cuidados generales y el proceso de cicatrización.  Es necesario seguir con los mismos cuidados hacia el paciente y con los cuidados generales ya que de esta forma se pueden identificar posibles problemas que puedan implicar el estado de salud del paciente.
CUIDADOS RELACIONADOS CON DRENAJES, CATÉTERES Y OTROS DISPOSITIVOS
Valorar y registrar:
  • Drenajes; tipo (con vacío o no), permeabilidad y fijación de los mismos, así como la cantidad y el aspecto del líquido drenado.
  • Catéteres; permeabilidad, tipo, calibre, localización y fijación (3,5). o En el catéter epidural se valorará también la sensibilidad y la movilidad de los miembros inferiores. o En sondas y tallas vesicales, catéteres de nefrostomía, sondas rectales y nasogástricas, valorar y registrar la cantidad y el aspecto del drenado.
  • Ostomías; tipo, localización, coloración y unión mucocutánea.
  • Vendajes, escayolas y férulas de inmovilización; tipo, localización y posición correcta del paciente en la cama. Valorar coloración, temperatura, movilidad y sensibilidad de las zonas dístales. 
  • Tracciones; tipo, peso y colocación correcta en la cama.
CUIDADOS DE LA HERIDA QUIRÚRGICA
  • En las heridas quirúrgicas con cierre por primera intención:
  • No levantar el apósito de la herida quirúrgica durante las primeras 24-48 horas, siempre que sea posible
  • Si es preciso levantar el apósito, realizar la cura de la herida con suero fisiológico.
  • Después de 48 horas, no es necesario cubrir la herida.
  • No deben aplicarse antisépticos ni antibióticos tópicos en la herida quirúrgica
  • Como norma general, los pacientes pueden ducharse a partir de las
  • oras tras la cirugía, limpiándose la herida con agua y jabón.
  • Si hubiera signos de sangrado, rotular el área del apósito que esté impregnada de sangre para posteriores valoraciones.
  • Vigilar los posibles signos de infección de la herida quirúrgica.
REGISTRO DE LOS CUIDADOS
  • Registrar los signos vitales y la valoración del dolor en la gráfica.
  • Registrar en el plan de cuidados, el día de la intervención, los cuidados y la educación realizada al paciente.
  • Registrar en las observaciones cualquier incidencia.
CONTROL DEL DOLOR
  • Valorar y registrar la intensidad y localización del dolor por turno
  • Comprobar la analgesia administrada en URPA antes de instaurar el tratamiento analgésico del paciente.
  • Valorar la efectividad de la analgesia.
  • Proporcionar y enseñar al paciente posturas antiálgicas
OTROS CUIDADOS GENERALES
  • Realizar fisioterapia respiratoria, si procede: estimular el uso del inspirómetro, enseñar al paciente ejercicios de respiración profunda y a movilizar secreciones
  • Fomentar la movilización precoz y progresiva (levantar al sillón, movimientos de miembros inferiores…), para prevenir las complicaciones respiratorias y reducir la incidencia de náuseas y vómitos
  • Comprobar que el paciente ha realizado micción espontánea. Vigilar si existe retención urinaria.
  • Valorar la aparición de náuseas y vómitos.
  • Verificar la eliminación intestinal y ruidos intestinales.
  • Iniciar tolerancia de forma progresiva, según prescripción facultativa.
  • Administrar el tratamiento prescrito.
  • Cambiar la ropa de cama y empapador si es necesario

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