FARMACOS OPIOIDES EN ENFERMERÍA


OPIOIDES
Un opioide es cualquier agente endógeno que se une a receptores opioides situados principalmente en el sistema nervioso central y en el tracto gastrointestinal.
Aunque el término opiáceo es frecuentemente utilizado para referirse a todas las drogas similares al opio, es más apropiado limitar su alcance a los alcaloides naturales del opio y a sus derivados semi-sintéticos. Hay tres grandes clases de sustancias opiáceas: alcaloides del opio, tales como morfina (el opiáceo prototípico) y codeína; opiáceos semi-sintéticos, tales como heroína y oxicodona; y opioides completamente sintéticos, tales como petidina y metadona, que tienen una estructura no relacionada con los alcaloides del opio. El término opioide se refiere únicamente a las sustancias endógenas con capacidad para unirse a estos receptores, como las endorfinas, las encefalinas o las dinorfinas.
Los opiáceos se recetan frecuentemente por sus propiedades efectivas analgésicas de aliviar el dolor.
HISTORIA
El conocimiento de los efectos del opio y su uso con finalidades terapéuticas, se remonta tiempo atrás, ya que los datos más claros tienen lugar a partir de los siglos III y IV antes de Cristo: Hipócrates (460-366 a. C.) se refiere a sus propiedades analgésicas con el lema "Divinum opus est sedare dolores".
Se lo consideró siempre como una medicación casi milagrosa, llegándose Paracelso a considerarlo la "piedra de la inmortalidad".
En 1660, Thomas Sydenham elaboró la tintura de opio que lleva su nombre (Láudano de Sydenham), acuñando la célebre frase : "entre los remedios que Dios todopoderoso se ha dignado dar al hombre para aliviar sus sufrimientos, ninguno es tan universal y eficaz como el opio".
Pero el desarrollo más significativo en la historia del uso del opio, aconteció cuando en 1803, F.W. Sertümer -- químico alemán -- logra aislar el alcaloide principal del opio, denominándolo morfina, en relación con Morfeo, el mitológico Dios de los ensueños.
A partir de este descubrimiento, rápidamente acontecieron otros: la codeína en 1832 por Robiquet, la papaverina por Merck en 1848. Comienza entonces a partir de allí a difundirse en el mundo médico el uso de los alcaloides puros en reemplazo de los preparados del opio.
FARMACOLOGIA
Los opioides se unen a receptores opioides específicos en el sistema nervioso y otros tejidos. Existen tres clases principales de receptores opioides: μ, κ, y δ (mu, kappa y delta), aunque se han descrito más de diecisiete, incluyendo los receptores ε, ι, λ, y ζ (épsilon, iota, lambda y zeta). Por el contrario, los receptores σ (Sigma) actualmente no son considerados como opioides debido a que su activación no está reservada al agonista inverso del opioide naloxona, no muestran alta afinidad por los opioides clásicos, y son estereoselectivos para los isómeros dextro-rotatorios, mientras que los otros receptores opioides son estereoselectivos para isómeros levorrotatorios. Además, hay tres subtipos de receptores μ: μ1 y μ2, y el recientemente descubierto μ3.
Los analgésicos opiáceos, como la morfina, se pueden administrar para complementar la anestesia general, habitualmente en combinación con óxido nitroso-oxígeno y un relajante muscular. Hay que tener precaución cuando se administran dosis repetidas de analgésicos intraoperatorios, porque la depresión respiratoria puede persistir durante el período postoperatorio.
La naloxona, un antagonista opiáceo específico, revierte de manera inmediata esta depresión respiratoria, pero puede ser necesario repetir la dosis. También se debe disponer de otras medidas de reanimación. Es importante recordar que la naloxona también antagoniza el efecto analgésico de los opiáceos.
El paracetamol y los antiinflamatorios no esteroides pueden ser alternativas (o adyuvantes) útiles para el alivio del dolor postoperatorio; no alteran la respiración ni la motilidad gastrointestinal.
Para más información sobre los analgésicos opiáceos, véase la sección 2.2; para el paracetamol y antiinflamatorios no esteroides, véase la sección 2.1.
Analgésicos opiáceos
Morfina
Fármaco sujeto a vigilancia internacional por parte de la Convención Única sobre Fármacos Narcóticos (1961)
Inyección (Solución para inyección), morfina (como clorhidrato o sulfato) 10 mg/ml, ampolla 1 ml
Indicaciones: adyuvante en cirugía mayor; analgesia postoperatoria; dolor, infarto de miocardio, edema agudo de pulmón (sección 2.2)
Contraindicaciones: depresión respiratoria aguda; hipertensión intracraneal, lesión o tumor cerebral; alteración hepática grave (Apéndice 5); insuficiencia corticoadrenal; hipotiroidismo; trastornos convulsivos; alcoholismo agudo, delirium tremens; diverticulitis y otras enfermedades espásticas de colon; cirugía reciente de vías biliares; diarrea por toxinas
Precauciones: asma, enfisema, o insuficiencia cardíaca secundaria a enfermedad pulmonar crónica; capacidad para mantener la vía aérea; si se utiliza en el cólico biliar, se requiere un antiespasmódico; alteración renal (Apéndice 4); gestación (Apéndice 2); lactancia (Apéndice 3); sobredosificación: sección 4.2.2; interacciones: Apéndice 1
Posología:
Premedicación, por inyección subcutánea o intramuscular 1 hora antes de la cirugía, ADULTOS 150-200 microgramos/kg; por inyección intramuscular 1 hora antes de la cirugía, NIÑOS 50-100 microgramos/kg
Analgesia intraoperatoria, por inyección intravenosa, ADULTOS y NIÑOS 100 microgramos/kg, repetidos cada 40-60 minutos según las necesidades
Analgesia postoperatoria, por inyección intramuscular, ADULTOS 150300 microgramos/kg cada 4 horas, NIÑOS 100-200 microgramos/kg; o por infusión intravenosa ADULTOS 8-10 mg durante 30 minutos, después 2-2,5 mg/hora
Efectos adversos: depresión respiratoria; anorexia, náusea, vómitos, estreñimiento; euforia, mareo, somnolencia, confusión, cefalea; sequedad de boca; espasmo de vías urinarias y biliares; depresión circulatoria, hipotensión, bradicardia, palpitaciones; miosis; reacciones alérgicas; dependencia física
Antagonistas opiáceos
Naloxona, clorhidrato
Inyección (Solución para inyección), clorhidrato de naloxona 400 microgramos/ml, ampolla 1 ml
Indicaciones: contrarresta la depresión respiratoria inducida por los opiáceos durante la anestesia; sobredosis por opiáceos (véase también la sección 4.2.2)
Precauciones: dependencia a los opiáceos; enfermedad cardiovascular
Posología:
Depresión respiratoria inducida por opiáceos, por inyección intravenosa, ADULTOS 100-200 microgramos, repetidos cada 2-3 minutos para obtener la respuesta deseada; NIÑOS inicialmente 10 microgramos/kg, si no responde se prosigue con 100 microgramos/kg
Depresión respiratoria inducida por opiáceos en el nacimiento, por inyección subcutánea, intramuscular o intravenosa, NEONATOS 10 microgramos/kg inmediatamente después del parto
Efectos adversos: náusea y vómitos; se ha descrito hipertensión e hipotensión; insuficiencia ventricular izquierda; edema pulmonar; convulsiones; arritmias como taquicardia o fibrilación ventricular, sobre todo en cardiopatía preexistente
Efectos secundarios de los opioides
No todas las personas tienen efectos secundarios por los opioides. Los efectos secundarios más comunes usualmente son somnolencia, estreñimiento, náuseas y vómitos. Algunas personas también podrían experimentar mareos, picazón, efectos mentales (por ejemplo: pesadillas, confusión, alucinaciones), respiración lenta o superficial, o dificultad para orinar.
Ø  Somnolencia
Ø  Estreñimiento
Ø  Náuseas y vómitos
Algunas personas piensan que son alérgicas si presentan náuseas tras haber tomado algún medicamento opioide. Las náuseas y los vómitos por sí solos usualmente no son reacciones alérgicas. Sin embargo, un sarpullido junto con náuseas y vómitos sí puede ser una reacción alérgica. Si esto ocurre, deje de tomar la medicina y llame a su médico de inmediato. Si usted presenta inflamación en su garganta, urticaria (erupciones en la piel que generan picazón) o dificultad para respirar, acuda por atención médica inmediatamente.

Comentarios