NEUMONÍA


   Es una infección del pulmón caracterizada por la multiplicación de microorganismos en el interior de los alvéolos, lo que provoca una inflamación con daño pulmonar. La reacción inflamatoria produce una ocupación de los alvéolos que puede visualizarse en una radiografía de tórax.
http://adf.ly/1VW4BQ   La neumonía es una infección del parénquima pulmonar (permiten el intercambio gaseoso) que puede afectar a todas las personas, si bien es más frecuente en los extremos de la vida: niños (menores de 5 años) y ancianos (mayores de 65 años). Además, son más propensos a esta infección las personas con enfermedades crónicas, los inmunodeprimidos, como los trasplantados, los que reciben quimioterapia y los pacientes con VIH.
   La inflamación de los pulmones, causada por la infección de un virus o una bacteria, que se caracteriza por la presencia de fiebre alta, escalofríos, dolor intenso en el costado afectado del tórax, tos y expectoración.

Causas
   Las neumonías se desarrollan cuando un germen infeccioso invade el tejido pulmonar. Estos gérmenes pueden llegar al pulmón por tres vías distintas: por aspiración desde la nariz o la faringe, por inhalación o por vía sanguínea.
  La neumonía está causada por bacterias y por virus u otros microorganismos, como hongos o parásitos. La bacteria más frecuente que causa la neumonía es el neumococo (Streptococcus pneumoniae) y, entre los virus, el más frecuente es el de la gripe.
   Respecto a los gérmenes que provocan la neumonía, la incidencia depende del lugar de adquisición de la patología y de las enfermedades del propio paciente.
   Los factores de riesgo que aumentan las probabilidades de contraer neumonía abarcan:
Ä  Enfermedad pulmonar crónica (EPOC, bronquiectasia, fibrosis quística).
Ä  Fumar cigarrillos.
Ä  Demencia, accidente cerebrovascular, lesión cerebral, parálisis cerebral u otros trastornos cerebrales.
Ä  Problemas del sistema inmunitario (durante un tratamiento para el cáncer o debido a VIH/SIDA o trasplante de órganos)
Ä  Otras enfermedades graves, tales como cardiopatía, cirrosis hepática o diabetes mellitus.
Ä  Cirugía o traumatismo reciente.
Ä  Cirugía para tratar cáncer de la boca, la garganta o el cuello.

Desarrollo de la enfermedad
   Las vías respiratorias tienen mecanismos de defensa que evitan que lleguen bacterias al pulmón, como son la tos, la presencia de células con cilios y células y sustancias especialmente diseñadas para la inmunidad: los linfocitos, neutrófilos, macrófagos y anticuerpos. Estas defensas pueden debilitarse por determinadas circunstancias y facilitar así que los gérmenes alcancen el pulmón y produzcan infecciones.
   Algunos procesos que producen estas alteraciones de los mecanismos de defensa son el consumo de tabaco, las enfermedades pulmonares crónicas, el alcoholismo, la desnutrición, la diabetes los problemas crónicos renales o hepáticos, las alteraciones de nivel de consciencia y otras deficiencias de la inmunidad.
   Finalmente, algunos gérmenes pueden provenir de otra región del organismo y alcanzar el pulmón a través de la circulación sanguínea.
   Los síntomas de las neumonías son variables. Además, esta variabilidad no siempre tiene relación con el tipo de germen que causa la neumonía.
   Algunos casos debutan como una neumonía típica, que consiste en la aparición en varias horas o entre 2 y 3 días de tos con expectoración purulenta o herrumbrosa, en ocasiones con sangre, con dolor torácico y fiebre con escalofríos.
   Otras neumonías, llamadas atípicas, tienen síntomas más graduales  que consisten en décimas de fiebre, malestar general, dolores musculares y articulares, cansancio y dolor de cabeza. La tos es seca, sin expectoración, y el dolor torácico es menos intenso.
   La mayoría de las neumonías tienen características de ambos grupos. Si la neumonía es extensa o hay enfermedad pulmonar o cardiaca previa puede que el paciente tenga también dificultad respiratoria. Además, si los gérmenes pasan a la circulación sanguínea producen una bacteriemia que puede conducir a un shock séptico (manifestación más grave de una infección), con riesgo para la vida.
En personas con edad avanzada los síntomas pueden ser más inespecíficos y aparecer como cuadros con menos manifestaciones. En estos casos puede cursar como confusión, malestar general y disminución del nivel de conciencia.

Prevención
   Hay pocas medidas para evitar la aparición de una neumonía. En raras ocasiones se adquiere por un contagio de otra persona y las más frecuentes se originan por gérmenes que habitan en nuestras vías respiratorias. Puesto que muchas de las neumonías comienzan tras un proceso viral o gripal, la vacunación anual antigripal es recomendable en las personas que pertenecen a grupos de riesgo. Asimismo, la vacuna antineumocócica evita la aparición de neumonías con bacteriemia causadas por neumococo.
   Las personas que padecen asma, bronquitis crónica o bronquiectasias, deben iniciar tratamiento antibiótico precoz cuando aparecen síntomas de infección respiratoria. Sin embargo, esto no justifica la utilización de antibióticos de manera indiscriminada porque la mayoría de las infecciones respiratorias de vías altas son causadas por virus que no precisan, ni mejoran con tratamiento antibiótico.
   Otras recomendaciones que pueden ayudar a prevenir la aparición de una neumonía son la abstención de fumar, reducir el consumo de alcohol y mejorar los hábitos higiénicos de limpieza oral y dental.

    El diagnóstico de sospecha se realiza con los síntomas y por los hallazgos que se obtienen mediante una auscultación pulmonar.
    El diagnóstico de confirmación requiere una radiografía simple de tórax. Una analítica nos proporciona datos generales de la repercusión sobre el paciente y los análisis microbiológicos nos determinan el germen causal.
    Respecto a las pruebas que se deben realizar, la especialista explica que la radiografía de tórax además de confirmar el hallazgo de neumonía en el pulmón determinará su extensión. “Con la analítica de sangre observamos la existencia de complicaciones y/o la respuesta inflamatoria. Además, los análisis de orina nos proporcionan un diagnóstico microbiológico rápido. Es muy aconsejable en las neumonías determinar la saturación de oxígeno en sangre que puede realizarse de forma no invasiva con un saturímetro”.

    El tratamiento básico y fundamental de la neumonía es el uso de antibióticos y, en caso de neumonía originada por una gripe grave, antivirales. ”Las medidas generales requieren atender además las enfermedades concomitantes del paciente”.
     En neumonías más graves podría ser necesario que los especialistas recomienden añadir al tratamiento oxigenoterapia. Si hay complicaciones el paciente puede necesitar medicación broncodilatadora.

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