Para
considerar epiléptico a alguien, los ataques deben repetirse con cierta
frecuencia (ataques recurrentes). La epilepsia tiene su origen en unos cambios
breves y repentinos del funcionamiento del cerebro; por esta razón, se trata de
una afección neurológica.
Dicha afección no es contagiosa ni está causada por
ninguna enfermedad o retraso mental. Algunas personas con retraso mental pueden
experimentar ataques epilépticos, pero tener estos ataques no implica
necesariamente el desarrollo de una deficiencia mental. (Dmedicina.com,
2015)
Signos
y Síntomas
El síntoma epiléptico
por excelencia, y aquel que define la enfermedad, es la crisis epiléptica, ya
que es preciso que se presenten dos o más crisis espontáneas para que se
diagnostique esta patología, debido a que se puede tener una crisis epiléptica
aislada y ello no significa que se padezca epilepsia. (Webconsultas.com,
2015)
Otros
síntomas de la epilepsia son:
·
Mareos,
·
Dificultad para hablar
·
Sensación de desconexión con el entorno
·
Convulsiones
·
Rigidez muscular
Las
manifestaciones clínicas de una crisis epiléptica se presentan de forma
repentina y su duración es breve. Pueden ser motoras, sensitivas (alteraciones
de la visión, el gusto o el oído), vegetativas, psíquicas, con o sin disminución de la consciencia. Los
síntomas dependen del área cerebral en la que se origina la descarga, y de su
extensión o no al conjunto del cerebro. Una crisis epiléptica se considera un
síntoma y, con carácter aislado, no demuestra la existencia de un síndrome o
enfermedad epiléptica; de hecho, del 2% al 3% de la población sufre una crisis
epiléptica en algún momento de su vida. (Webconsultas.com, 2015)
La epilepsia puede
deberse a distintas causas:
Causas
hereditarias
Son epilepsias
genéticamente determinadas.
Causas
congénitas
·
Tumores cerebrales.
·
Lesiones intrauterinas.
·
Malformaciones vasculares.
·
Síndromes neurocutáneos
(neurofibromatosis, Sturge-Weber, esclerosis tuberosa).
·
Anomalías cromosómicas (Síndrome de
Down, Síndrome de Angelman).
·
Trastornos congénitos del metabolismo
(aminoacidurias, leucodistrofias).
·
Miopatías congénitas.
·
Epilepsias mioclónicas. (Webconsultas.com,
2015)
Causas adquiridas
·
Traumatismos.
·
Lesiones postquirúrgicas.
·
Lesiones postinfecciosas (secuela de meningitis
bacteriana o encefalitis viral).
·
Infarto y hemorragia cerebral.
·
Tumores (astrocitomas, meningiomas,
oligodendrogliomas).
·
Esclerosis del hipocampo (del lóbulo
temporal).
·
Tóxicos (alcohol y otras drogas).
·
Enfermedades degenerativas (demencias y otras).
·
Enfermedades metabólicas adquiridas. (Webconsultas.com,
2015)
Clasificación
De
acuerdo con la causa de la epilepsia se clasifica en:
Sintomáticas:
es aquella que tiene un antecedente demostrado, en la que se conoce la causa
que la produce.
Criptogénica:
es aquella a la que por el contexto clínico o de imagen se le supone una causa
u origen lesional, que no se puede determinar con seguridad. Es decir, se
intuye la causa pero no se ha podido demostrar.
Idiopáticas:
es aquella que no tiene causa conocida y en la que la influencia genética es
mayor. (Webconsultas.com, 2015)
Factores desencadenantes
Las
crisis epilépticas pueden surgir como respuesta a diversos estímulos, y según
la naturaleza de los mismos son clasificados como:
Crisis provocada:
es la que aparece en relación temporal inmediata con una agresión aguda del
cerebro como un ictus, un traumatismo, anoxia (falta de oxígeno), encefalitis o
una alteración tóxico-metabólica aguda.
Crisis precipitada:
es la que ocurre como consecuencia de un factor inespecífico como la falta de
sueño, el estrés o el consumo excesivo de alcohol, en una persona con o sin
crisis espontáneas previas.
Crisis refleja:
es la que sucede a un estímulo sensitivo o sensorial. (Webconsultas.com,
2015)
Posibles complicaciones
·
Problemas de aprendizaje.
·
Broncoaspiración de alimento o saliva
durante una convulsión, lo cual puede provocar neumonía por aspiración.
·
Lesiones a raíz de caídas, golpes,
mordidas autoinfligidas, conducir u operar maquinaria durante una convulsión.
·
Lesión cerebral permanente (accidente
cerebrovascular u otro daño).
·
Efectos secundarios de medicamentos. (Medlineplus,
2014)
Tratamiento de la epilepsia
El
tratamiento de la epilepsia es principalmente farmacológico. En un 50-60% de
los pacientes, el tratamiento farmacológico es sencillo, eficaz al primer
intento, y requiere poca supervisión; un 20% de los pacientes necesitan ajustes
o combinaciones de fármacos, y otro 20% de pacientes son incontrolables con los
fármacos actuales. Una minoría de pacientes son susceptibles de tratamiento
quirúrgico. (Webconsultas.com, 2015)
Los fármacos antiepilépticos (FAEs)
tienen como objetivo el control total de las crisis sin producir efectos
adversos. En general, inhiben los circuitos neuronales cerebrales y son
eficaces si se prescriben correctamente. (Webconsultas.com, 2015)
Los
FAEs se deben introducir de forma lenta y progresiva. En general las dosis se
incrementan en 4-6 semanas. Es importante el cumplimiento estricto del
tratamiento y es muy grave el abandono brusco del mismo. Si fuese necesario un
cambio de tratamiento, este se realizará de forma gradual. Si se comprueba que
un fármaco es ineficaz, se introduce otro de forma progresiva, y hacia la
segunda o tercera semana, se retira el primero. (Webconsultas.com,
2015)
Solo
la toxicidad producida por los FAEs es razón suficiente para suspender un
tratamiento antiepiléptico. Si el tratamiento es eficaz y sin efectos
secundarios no debe modificarse por ninguna razón. Sin embargo, se considera
que tras un plazo de varios años sin crisis se puede plantear la suspensión del
tratamiento (en general de 2-5 años). Esta decisión debe ser individualizada y
aconsejada por un neurólogo. (Webconsultas.com, 2015)
El tratamiento quirúrgico
de la epilepsia se realiza a un paciente portador de una lesión benigna y
estática, con el objetivo de librarlo de las crisis. Deben cumplir el requisito
de padecer una epilepsia fármacorresistente. También se tiene en cuenta el
número y tipo de crisis y su repercusión en la calidad de vida del enfermo.
Debe realizarse un estudio previo a la cirugía para localizar la zona que
origina las crisis, y poder extirparla sin ocasionar defectos neurológicos. (Webconsultas.com,
2015)
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